La historia de Segovia, está aunada a una larga lista de nombres antiguos, de siglos revueltos, y de continuas guerras, que fueron conformando poco a poco la actual España y sus límites provinciales políticos y geográficos. Segovia es cuna de grandes nobles, que dejaron su impronta y sus heráldicas en innumerables fachadas de palacios y castillos por toda la provincia.
Pero sin lugar a dudas, uno de los monumentos fascinantes y enigmáticos es el Torreón de Lozoya. Situado justo en la Plaza de san Martín en Segovia capital, es en realidad un palacio ornamental, más que un bastión defensivo. Destaca su arquitectura compleja, variando con los siglos, y su inmensa altura. Observando sus muros, se percibe claramente que no fue una torre de defensa propiamente dicha, aunque aguanto firmemente revueltas ocasionales. Llama su atención el bello y sobrio arco de medio punto que jalona la entrada al edificio. Piedra de sillería tallada y cortada con una precisión de milímetros.
Orígenes
Sus auténticos orígenes, y sus constructores iniciales, son hoy poco conocidos y fuente de especulaciones arqueológicas varias, aunque un hecho constatado es que en el Torreón fue encontrado un caldarium romano, que era una especie de cuarto con un baño caliente, que funcionaba con un ingenioso sistema de calentamiento subterráneo, que mantenía el suelo caliente y creaba un vapor constante en el cuarto. Vaya como posible argumente de su enigmático origen, todavía no resuelto.
Pero la formidable e impresionante forma arquitectónica de este torreón palacio, la recibió en un largo periodo comprendido entre los siglos XV y XVI. Fue levantada por los Cuéllar, una de las familias más ricas e influyentes de la cuidad, nobles de alcurnia. Eran los Cuéllar poseedores de inmensas cantidades de cabezas de ganado, y parte importante de su fortuna la debían al comercio de la lana, muy apreciada en aquellos años. Destacan sus pocas ventanas a los muros, lo que hace pensar a primera vista en una torre de defensa, sin embargo una observación detallada pone de manifiesto, sobre todo sus ventanas que rodean totalmente la fortaleza en su parte superior, que fue construida como símbolo de poder económico y social.
Arquitectura
Eraso, allá por los años 1565 y 1568, realizó, las importantes transformaciones en el Torreón de Lozoya, para que el edificio fuera un claro símbolo de la cabeza y el poder de su mayorazgo. La edificación fue descrita por el propio IX marqués de Lozoya, como "construida de sillería de granito cuyo despiece en su fachada principal es bien visible hasta el primer tercio de de su altura, y el resto de mampostería, con cadenas de sillares en los ángulos del perímetro".
En la fachada que mira a la Plaza de san Martín, está el impactante arco de medio punto de la entrada, fabricado con grandes dovelas de sillería, cortadas magistralmente, de un tamaño más que considerable. Encima del arco, hay un ajimez, o ventana de dos aberturas dividida por un pilar o columna habitualmente llamada parteluz. Defendido este por una saetera. Y más arriba hay otras tres ventanas con arcos de medio punto con sendas saeteras de defensa, cuya misión era vigilar los posibles movimientos del enemigo sin ser visto y poder atacar sin riesgo.
La belleza de su parte alta reside en la bella corona de matacanes grandes y salientes donde se asentó el fortín. Probablemente sus almenas fueron convertidas posteriormente en ventanas.
El escudo heráldico actual pertenece a los Aguilar, que seguramente sustituyo al de los Cuéllar, cuando estos perdieron poder e influencia en la corte, a raíz de hacer destacar su linaje en el bando de los comuneros. La torre está dividida en cuatro cuerpos, que se conservan en la actualidad.
Restauración
En el año 1968, recibió una gran restauración, que remozó algunas de sus estancias, Partes de los alzados exteriores, y el embellecimiento de sus esgrafiados, una técnica de decoración de fachadas, aún vigente, y que embellece y fortalece las fachadas con unos dibujos simétricos y repetitivos de gran impacto ornamental. En ese año, fue adquirido por la Caja de Ahorros de Segovia, entidad que encargo los trabajos de restauración al prestigioso arquitecto Joaquín Vaquero Palacios. Después de la restauración la planta baja pasó a dedicarse a sala de exposiciones itinerantes, de grandes temáticas, y algunas veces a museo temporal, por lo que también se le denomina Torreón Museo.
El Torreón de Lozoya en la actualidad
El resto de las instalaciones, alberga en la actualidad bellos salones, decorados convencionalmente y confortables habitaciones llenas de elementos de la época, y por tanto de historia viva. Es este Torreón de Lozoya, una de las visitas más emblemáticas y obligadas para los visitantes de esta bella ciudad milenaria. Así, en este monumento, queda constatado una vez más aquel viejo adagio castellano, que reza "En este lugar, los hombres callan y las piedras hablan".
Si es usted un afortunado visitante de Segovia, no deje de disfrutar de este emblemático Torreón de Lozoya.